Por Pablo Núñez. Octubre 2020.
La cuenca del río Limay enfrenta un dilema que plantea la industrialización de la piscicultura de salmónidos versus la conservación de la calidad ambiental de nuestros recursos acuáticos. Esto implica que otros factores sociales, ambientales y económicos podrían verse afectados de manera negativa, como la pesca deportiva.
La cuenca media del río Limay está siendo impactada desde los primeros asentamientos colonizadores. Desde esa época se iniciaron procesos de alteración del medio natural. Obviamente, muchas de las causas de alteración están asociadas inevitablemente, al crecimiento y desarrollo de la actividad rural; de los pueblos y ciudades y de sus adyacencias. Pero otras, son el producto de la falta de previsión y de los malos manejos concientes o involuntarios. Muchas de ellas se han detenido y otras lo están haciendo, no obstante, algunos de sus consecuencias son para siempre. En este caso hay suficiente información del desarrollo de la piscicultura a gran escala no sustentable.
Muchas de las prácticas que se aplican en la cría intensiva de peces, generan impactos negativos en los ecosistemas. En Latinoamérica se observan los efectos provocados por esta actividad, ejemplo Chile, que es el segundo productor mundial de salmones y truchas de cultivo, después de Noruega. El cultivo intensivo de salmónidos tiene un alto costo ambiental en la Patagonia chilena (Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana).
Los principales problemas ambientales documentados y asociados a esta industria son: el escape de salmónidos, lo que implica la introducción de especies exóticas, desde las jaulas de cultivo al ambiente natural, el abuso de antibióticos, antiparasitarios y otras sustancias químicas, la introducción y propagación de enfermedades y de sus agentes causales, o la acumulación de residuos sólidos y líquidos en el fondo de los ecosistemas acuáticos, derivados de los alimentos no consumidos, fecas, floraciones algales, anoxia, cambio del estado trófico de los cuerpos de agua y mortalidad de los peces y del resto de la fauna acuática. Las enfermedades fueron introducidas por las importaciones de ovas embrionadas desde el hemisferio norte (Profesor Alejandro H. Buschmann, Departamento de Acuicultura, Universidad de Los Lagos, Chile).
De acuerdo con van der Meer, en Chile se utilizan 500 veces más antibióticos de lo que usa Noruega para producir la misma cantidad de salmones. La aparición de la enfermedad viral ISA desató un desastre económico y social, más de 20 mil personas despedidas en la X y XII región de Chile. Solamente, en el año 2007 las salmoneras chilenas utilizaron 385 toneladas de antibióticos, indica el Ing. Lucas Maglio, durante la exposición de la Expopesca 2009, Chile. Según la Organización Mundial de la Salud, para el 2050 la mayor causa de muerte en los humanos va a ser la resistencia bacteriana. Una de las industrias que aumenta la utilización de antibióticos a grandes niveles es la salmonicultura, y eso puede generar la resistencia bacteriana en el medio donde estos se cultivan. Esta práctica es frecuente, los antibióticos, se utiliza indiscriminadamente, de modo preventivo. En Chile, se produjeron grandes ingresos económicos a los dueños de las salmoneras esto fue a costa de un impacto ambiental, sanitario y social irreversible. Los ecosistemas patagónicos afectados, solían ser libres de grandes impactos humanos. Allí se realizaba turismo de naturaleza, pesca artesanal y recreativa que beneficiaba a miles de personas. Hoy, grandes áreas de estos ecosistemas están completamente dañados, “Tenemos suficientes elementos para concluir que la salmonicultura a gran escala es una actividad no sustentable”, cuenta Alex Muñoz, director para América Latina del programa Pristine Seas de National Geographic Society.
El Problema
La piscicultura en los embalses, se inició en la década de los 80. En el embalse de Alicurá, donde se concentra la mayor parte de la producción de Truchas del país, de la variedad arco iris (Oncorhynchus mykiss), son aproximadamente 10 empresas de pequeña escala que comercializan sus productos en un 90% en el mercado local, alcanzando 1.500 toneladas por año. Generan mano de obra en forma directa e indirecta de aproximadamente 300 personas. Solamente una de esas empresas exporta al mercado pre-orgánico de EE:UU.
Una de las ventajas competitivas es que se dispone de un ambiente libre de enfermedades declarado ante la OIE; además de utilizar líneas de peces de producción local, obtenidas a partir de selección de reproductores naturalizados, sin manipulación cromosómica ni genética.
Estos emprendimientos de bajo impacto a pequeña escala demostraron ser sustentables en los más de 20 años de producción ininterrumpida, siendo responsables del estatus sanitario que registra el embalse “libre de enfermedades reportables”. Lo que los diferencia como ventaja comparativa con Chile.
“Argentina no debe cometer el error de Chile importando nuevas cepas desde el hemisferio norte, por esa vía se introdujeron enfermedades que ocasionaron grandes pérdidas económicas y destrucción de los ecosistemas acuáticos” (Dr. Aliaky Nagasawa, Jefe de Expertos Japoneses – Miniproyecto CEAN-JICA).
Sin embargo, desde hace algunos años, desde diferentes ámbitos gubernamentales, se insiste con la necesidad de aumentar la producción de salmónidos, incluso, propiciando la introducción de nuevas especies.
Recientemente, se le adjudico mediante la concesión un espacio para la producción en el embalse de Piedra del Águila, a la empresa de capitales chilenos “Mar Andino” que también adquirió las acciones de la firma Idris Patagonia S.A. Además se le concesionó la planta de faena que la provincia construyó en cercanías del embalse de Piedra del Águila. Esta “Mega Piscicultura”, inicialmente producirá 3.000 ton/año para exportación. Para tal, fin la empresa importó tres partidas de ovas embrionadas y tiene solicitadas varias importaciones más. Las ovas importadas están siendo incubadas en un contenedor que fuera acondicionado para efectuar la “cuarentena”, localizado a solo 30 m de distancia del río Limay sobre la costa de la provincia de Río Negro, próximo a la represa de Piedra del Águila, en una piscicultura provincial que fue creada con fines de repoblamiento. El riesgo ambiental a la que se somete la cuenca, es grave. No existe en el mundo ningún tipo de sistema que garantice un 100% de bioseguridad en el caso de contingencias. Indudablemente, no se ha tenido el correspondiente resguardo por el patrimonio ambiental. Los responsables desoyen los consejos de los profesionales de los organismos técnicos. El argumento es exactamente el mismo que se utilizó en chile, “la empresa cumple con todas las normativas vigentes” así lo afirma el gobierno de la provincia de Río Negro.
Las lecciones aprendidas a la luz de la experiencia chilena, ponen en foco los riesgos involucrados en el desarrollo de la actividad. Sin embargo, en ningún caso podrán evitarse los deterioros del ambiente y la calidad del agua, al igual que la mayor parte de las consecuencias señaladas para el caso chileno; ya que son parte constituyente del modelo productivo que la empresa aplicará en los cuerpos de agua argentinos.
Bajo estas consideraciones, y teniendo en cuenta las condiciones existentes en nuestra región, el aporte a la cadena global de valor se limitaría a la explotación de recursos naturales, a través del desarrollo de la fase de engorde, recibiendo la mayor parte de los insumos y servicios desde el exterior, principalmente del país vecino. Además, generando baja afectación de mano de obra local.
Un caso digno de mencionar, es el intento de radicar proyectos de piscicultura a gran escala en el canal de Beagle, como estrategia para el desarrollo de Tierra del Fuego. A la luz de los impactos sobre el ecosistema acuático y los paisajes, ha proliferado la manifestación de organizaciones y movimientos sociales en Chile, que fueron incrementando su presencia ante cada catástrofe evidenciada, sumando actores de instituciones variadas (académicas, científicas, ambientalistas), siendo su principal eje de debate el uso de los recursos y su incipiente regulación. En marzo de 2019, las manifestaciones en Puerto Williams frente a la visita de los reyes de Noruega, pusieron en evidencia las tensiones sociales suscitadas por la actividad en la región de Magallanes, principalmente frente a la posibilidad de ampliar la misma en el canal Beagle. La actividad turística como fuente de empleo directo (SIPA, 2018), se constituye en la principal actividad productiva de la zona sur de la provincia. Considerando que Tierra del Fuego se posiciona como un territorio prístino y lejano en el “fin del mundo” (Vereda & Jensen, 2014), la potencial instalación de jaulas para el engorde de salmones atentaría contra la calidad del recurso paisajístico, con un impacto directo sobre la calidad del agua del canal. Al igual que en el territorio chileno, la potencial instalación de la actividad salmonera ha despertado la crítica social, materializada en múltiples manifestaciones que hacen eje en los potenciales impactos negativos de una industria de esta naturaleza. Vale la pena destacar el movimiento “NO a las salmoneras en el Canal Beagle”, que nuclea a distintas ONGs, la sociedad civil, la comunidad científica, representantes de la actividad turística, entre otros actores, que han llevado adelante una fuerte oposición al desarrollo de la mega piscicultura. Instituciones de referencia como CADIC, con capacidad científico-tecnológica para acompañar las necesidades que requiere el sector, han expresado la decisión de no involucrarse a raíz del esquema productivo que se plantea en este tipo de proyectos y los potenciales riesgos asociados (García, J. I., Hernández, C., y Romano, S. A. (2020). Análisis de la acuicultura de salmónidos intensiva de gran escala en el Canal Beagle como estrategia para el desarrollo de Tierra del Fuego. Estudios económicos, 37 (74), 161-190.).
Conclusión y recomendación
Principalmente los riesgos asociados a la instalación del proyecto de piscicultura a gran escala en la región y en particular en el embalse de Piedra del Águila son: contaminación de las aguas por aportes de nutrientes, acumulación de sedimentos producidos por las deposiciones, descomposición de los peces muertos y la utilización de químicos y antibióticos. Todos estos impactos producidos por la industria afectan directamente a los recursos acuáticos y de manera indirecta a la comunidad toda.
El escape de salmónidos es una situación incontenible en la industria y sus efectos pueden alcanzar dimensiones considerables, dependiendo la escala productiva, produciendo competición y depredación de especies nativas, pérdida de genética original por cruzamiento de individuos de criadero y silvestres y la transmisión de enfermedades a las poblaciones silvestres. Este impacto podría afectar a las cuencas de los ríos Collon Cura, Caleufu y Chimehuín.
La ubicación del hatchery y su sala de cuarentena para recibir huevos embrionados de otros países, es crítica. En caso de avanzar con las incubaciones aguas debajo de la presa de Piedra del Águila pondrá en riesgo permanente uno de los mejores pesqueros actuales de las provincias de Río Negro y Neuquén, el Limay medio; extendiéndose el riesgo ambiental a componentes socioculturales profundamente arraigadas en las provincias, como lo es la industria del Turismo.
Por todo lo expuesto las recomendaciones ante esta amenaza son:
• Desalentar la instalación de la Acuicultura a Gran Escala en nuestra región; como así también las importaciones de huevos embrionados.
• No innovar, mantener el sector de producción a pequeña escala, a partir de genética local, que ha demostrado ser sustentable en el tiempo.
• Apoyar y promover el desarrollo de la marca de origen de producción limpia.
• Proteger el estatus sanitario.
Bibliografia
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Por Pablo Núñez: (1)
Técnico especialista en reproducción, producción y genética de salmónidos, manejo de pesquerías comerciales y recreativas. Capacitación recibida en Italia, España, EEUU, Japón y Argentina. Contraparte principal en las actividades de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) relacionadas con la salmonicultura en Argentina. Es autor y coautor de numerosos proyectos técnicos y científicos y de diversas publicaciones. Fue fundador en el año 1986 del Centro de Ecología Aplicada del Neuquén (CEAN) y Director del Departamento de Acuicultura del Centro de Piscicultura Provincial durante 12 años. Jefe del Laboratorio de Producción y Genética durante 14 años. Primer Capacitador para América Latina de JICA en temas relacionados con la salmonicultura en el marco del programa “Sur –Sur” - Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA); Capacitador en el marco del Fondo Tecnológico Argentino (FOAR). Responsable de la implementación de varios proyectos de piscicultura a pequeña escala en el país y el exterior. Coautor de la Guía de Buenas Prácticas Acuícolas Programa PANFIS – SENASA. Coautor del Programa para el “Desarrollo de la acuicultura, como alternativa de producción en los valles de los Ríos Negro y Colorado” CFI - Provincia de Río Negro. Efectuó la caracterización genética de los salmónidos de la Provincia de Neuquén junto a especialistas de la universidad de Oviedo, España y Universidad de Massachusetts EE.UU.